Me despierto por la mañana y hay un instante en el que no sucede nada, comienzo a tomar conciencia y la tristeza vuelve a mi mente. Sigo pensando que todo es irreal, que el decorado en el que estoy viviendo la ultima semana en cualquier momento se va a desmoronar.
Me siento vacía por dentro, rota, ¡en mil pedazos!
Ausencia… ausencia de mi misma, ausencia de ti, de tus palabras, de tu compañía, de mi sonrisa, de tu sonrisa, angustia, vergüenza, me da vergüenza sentarme en el sofá de casa, lavarme los dientes, ducharme, usar la colonia que me regalaste, me da vergüenza sonreir, no reconocerme en el espejo, ver a otra mujer, no verme a mi, ni verte a ti.
4 comentarios:
Esta semana no he parado de pensar en ti, no sabia como hablar contigo, pensaba que las palabras no servirian de nada, pero buscando y rebuscando he encontrado estas dos, que lo dice todo "TE QUIERO".
Mi niña, aunque en estos momentos sé que no hay palabras de consuelo, recuerda, siempre recuerda, que no estás sola, que nos tienes a tu lado para lo que quieras; que te queremos y que estamos aqui, siempre estaremos aquí. Nunca podremos ser sus palabras ni sus caricias, pero seremos otras palabra y otras caricias para ti; siempre por ti y para ti. Te queremos; mucho. Un beso tan grande como tu corazon.
Buenos dias Marina, la verdad es que no se me ocurren palabras de consuelo, no creo que las haya.
Solamente decirte que siempre podrás contar conmigo, también que me parece muy bien que expreses y compartas tus sentimientos, tu pesar, lo haces francamente bien. Concha se le llenaba la boca cuando hablaba de lo bien que pintabas, de lo creativa que es su niña, de lo orgullosa que estaba de tí. Incluso creo que se quedaba corta, eres un calco, una perfecta creación de tu madre, tan sensibles, tan enteras...
Cuando hablo contigo, me da la sensación que siempre está ella, te pareces tanto, hasta en las expresiones... que orgullo de las dos, me siento super contenta de haberos conocido, de poder estar en la vida de dos personas que sin duda dejan huella.
gracias Marina.
Esther tu amiga.
Marina, llevo un buen rato viendo tus trabajos, tus vídeos, tus creaciones. ¿Y sabes de qué me acuerdo? De cuando tu madre me decía que seguramente lo que te iba era hacer un bachillerato artístico, que tenías una creatividad desbordante. Ella pensaba que eso era lo mejor para ti, para su Marina. Y, como siempre, acertó. Así que nos pusimos a buscarte el mejor instituto...
Marina, tesoro, muy pero que muy poca gente ha tenido la suerte de tener una madre así. Porque tú eras tema de todas nuestras cenas, todo lo que hacías le parecía fantástico. Y siempre se reía al hablar de Marina. Intenta pensar eso, cariño. Inténtalo, poco a poco, cada día un poquito más. Y cuando pienses en ella, tú también sonreirás, siempre.
Te quiero mucho, Marina Mandarina, porque tu madre nos ha enseñado a quererte.
Un beso enorme,
Pilar
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